Vestir santos... (desvestir demonios)

Vestir santos... (desvestir demonios)
Horacio, Santiago y Alan Carranza (by Rubén Gauna)

jueves, 23 de junio de 2011

Casa

No Eugenio. Todavía no. Tenés una misión que debés cumplir antes de seguir. Ellos ahora te necesitan. Más que nunca. Ayudalos. Es todo lo que te puedo decir ahora.
Así de tajante fue Mamá, cuando ya finalmente fuera de mi cuerpo y a su lado dispuesto a ir con ella, vuelvo la vista a mirar la escena, todos a mi alrededor llorando y yo ahí, inmóvil. Inerte. Volví para preguntarle algo más y ya no estaba Mamá.
Desde entonces me la paso deambulando tras ellos. Es raro. En un momento estoy con Santi y pienso en Horacio y al instante estoy ahí, cerca suyo. Lo mismo con Alan.
Así de apoco fui armando ese rompecabezas que fui viendo cuando iban llegando a la Clínica.
Ya sé que Santiago se peleó con Mercedes aunque no tengo del todo claro qué es lo que pasó. En el funeral, mi funeral, Santi le dijo a Horacio que si él no tenía problemas iba a necesitar vivir un tiempo en mi casa. “La casa del viejo” le dijo. Que despúes iba a hablar con Alan, más que nada por el tema de la sucesión y todo eso. Siempre lo miró feo Santi a Alan. Creo que le tiene envidia. No sé porqué, pero es lo que me parece cada vez que lo escucho hablar de su hermano. Bueno, digamos que de chicos nunca se llevaron, caso distinto con Santi con el que siempre fue más compinche. Y le dijo algo mas. Nos encontramos mañana a la tarde ahí en lo del viejo. Y de paso hablar con nosotros. Que nadie mejor que ellos, sus hermanos lo entenderían. ¿Entender qué? Qué pasó para que santi se valla de su casa. No entiendo por mas que le doy vueltas. Eso sí cuando pienso en Mercedes no voy allí. Se ve que la conexión las tengo con mis hijos. “Ellos te necesitan”. Me retumba una y otra vez. Tal vez por eso solo puedo ir donde están ellos y mi casa.
Y acá estoy esperando, entre mis cosas que ya no me sirven. Ni comer puedo. Bueno, no tengo hambre tampoco.
¿Será esto el famoso Purgatorio? Como sea, soñlo cuando los tres estén acá voy a saber la verdad de la milanesa.

Llegar acá después de tanto tiempo. Al menos voy a dormir en mi cuarto y no en ese hotel de paso por que estuve estos días. Al menos pude pasar por casa y que no estuviera Mercedes, y asi poder traer la ropa y algunos libros y cds. Por ahora ninguno de los dos tine animo de hablar. Solo nos mandamos mensajes con lo justo y necesario para decir. En algún momento vamos a tener que hablar. Pero primero lo primero. Arreglar y entender el menjunje que tengo en la cabeza. Menos mal que la llave que ponemos atrás del buzón siempre está ahí. Abro y la dejo de nuevo, adentro deben estar las mias todavía. Dios cuantos recuerdos viejo. Tu olor, inconfundible del jabón, el dentífrico, la colonia. Todo está dando vueltas como si estuvieras acá todavía. Qué grande ychica al mismo tiempo me parece ahora.
Mi cuarto igual a como lo dejé cuando me fui. Siempre el viejo quiso que conservarlo asi el de cada uno. Siempre iba a ser nuestra casa a la que podíamos venir cuando quisiéramos y seríamos bienvenidos. Eso sí. Nada de caer de soropresa. Siempre con algún huesito, no quería pasar vergüenza. El viejo. No pueo creer que te hayas ido. Justo cuando más te necesito.

Mierda, nunca hay un puto lugar donde estacionar en este Barrio. Siempre le dije a Papá que tendríamos que hacer un garage,y que lugar había adelante, a la izquierda de la casa. Le poníamos un techito y listo. Pero no. No tenía auto y no iba ponerse en gastos con algo innecesario, aun cuando Santi primero y después yo nos compráramos uno. Y después el se terminó comprando también. Pero no. No hubo, ni creo que haya garage. Sí, definitivamente necesita una mano de pintura mínimo. Y ya. Y otra de antioxidante en todos los hierros. ¿Qué descuidada la tenia el viejo? Aunque adentro. Adentro es otra cosa. Siempre le gustó la comodidad y vivir bien. Muebles antiguos pero de estilo y alguno que otro moderno, para impresionar a las pendejas con las que salía en el último tiempo. No querí parecer un viejo gagá, fuera de onda. Karina. Que personaje la piba esa, una de las últimas que le conocimos. Cero en neuronas. Pero diez en culo y tetas. Las perdición de siempre de Él. A ver si… Sí, acá está la llave donde siempre. ¿Habra llegado alguien?

No Leo gracias, prefiero ir solo. No sé que quieren estos ahora. Mas que nada Santi, que necesitaba hablar con nosotros, está muy misterioso…
No dale voy solo, me tomo un taxi y en un rato estoy ahí. Cuando termine te llamo, dale. Beso…
Leo. Todavía no sé cómo de la noche a la mañana estás conmigo y ni siquiera hayamos cogido. Ni hablado de coger. No entiendo. Ni a vos, ni a mí. Me desconozco. Bueno de seguro pensarás en que estoy mal y todo eso y no querés ser desubicado. Siempre el yerno perfecto vos. Pero te morís por partirme al medio y yo en dejar que lo hagas. Pero ni un beso en la boca. Nada. Solo miradas. Y tus brazos alrededor de mi hombro siempre. No, otra vez con eso del amor no mi amor. Otra vez no. Cuanto antes deje eso en claro mejor. Sí. Después de ir a lo del viejo te llamo y hablamos de una vez qué te pasa conmigo. Yo lo tengo claro. Nada de enamorarme. Ni de vos. Ni de nadie. Soy mío y solo mío.
Dios qué fea está esta casa. Cero glamour, una porquería. Menos mal que a los doce le dije al viejo que no quería venir más acá todos los fines de semana. No le gustó ni medio, pero no dijo mucho. Pero que al menos dos sí. El resto lo pasara en lo de mamá si quería. En realidad quería estar en lo del profe de Educacíon física. Y qué educación tuve. No quería que para nunca. Y nunca paraba. Le decía a mamá que iba lo del viejo y me iba para el depto del Profe. Todos pensaban en su barrio que éramos padre e hijo. Si hubieran sabido. Mejor no, sino terminaba preso Él y yo sin mi dosis de sexo quincenal.
Y si, hay cosa que no cambian. La lave sigue como siempre en el mismo lugar. Pero parce que llegué último.

No hay comentarios:

Publicar un comentario