Vestir santos... (desvestir demonios)

Vestir santos... (desvestir demonios)
Horacio, Santiago y Alan Carranza (by Rubén Gauna)

miércoles, 25 de mayo de 2011

Madonna - Jump [Confessions Tour DVD]

Hermanos.

Estar de luto. Lo último que haría en mi vida. Y no puedo creer que mi vieja ande de negro. Ayer, vaya y pase. Era el entierro. Pero que todavía la siga con el circo. No lo entiendo. Yo ni en pedo voy a andar de negro. Si no hablábamos nunca con mi viejo. Y mucho menos nos entendíamos. No es como con Horacio, el favorito siempre, el compinche. Nunca le gustó que mi vieja me diera todos los gustos. Vivían discutiendo por eso. No salgas tanto de noche. “Estudiá. Pensá en tu futuro. Bla, bla, bla.” Tengo la vida asegurada y hago lo que quiero. Además venir a darme consejos a mí. Después de todas las cagadas que se mandó. No señor. Yo hago lo que quiero. Si te gusta bien y sino ya sabés a dónde te podés ir.
La puta que me parió, de qué carajos lloro. No Alan. No seas boludo. Demasiado fue que te viera Leo llorar. Basta. Si no te importaba el viejo. Sí, no me importabas sabés. Yo no te importaba. Nunca me quisiste ni un poquito. Nunca.
Basta. No sigo más con esta pelotudez.
¿Qué me pongo? Sí éste pantalón y ésta remera amarilla de South Park. Justo que Santi los detesta. Espero no se les ocurra a ellos andar de luto. No sé todavía para qué quieren que nos reunamos en lo del viejo. Que se encargue otro se sus cosas. Le voy a decir a Carlos que vea él el tema del testamento y eso. Yo no quiero saber nada de meterme con papeles o firmar nada. Además esa casa no me trae buenos recuerdos.

Qué chica que parece. No me había dado cuenta de eso. Las marcas de la pelota cuando jugábamos con Él y Alan. Los postigos que siempre nos hacía cerrar todas las noches. Qué gastado está todo. Las paredes sin una mano de pintura en años. No le dió mucha bola papá a eso. “Lo importante es lo que hay adentro, quiero que ésta casa sea el hogar. Nuestro hogar” Trató siempre de que sintiéramos la casa como nuestra, aunque viniéramos los fines de semana o a veces un rato en la semana a merendar. Con Horacio y Merchi veníamos cada tanto a cenar o algún domingo a almorzar. Ninguno de los tres pudo igualar los asados de papá. Bueno en realidad a Alan la cosa de familia, salvo por el lado de Eugenia, no le importó mucho que digamos. No tenemos la plata que tienen ellos. El día que se dio cuenta de eso nos empezó a ignorar. Y le llevaba la contra en todo a todos. Pero más a papá.
Está todo como la última vez que vinimos. Ese día había comprado un corderito y le salió delicioso. Cuando llegamos hacía horas, temprano, había empezado a prepararlo. Fue llegar y sentarnos a comer. Tal vez no fue el mejor marido. Pero a mí siempre me pareció el mejor papá del mundo.

Por fin dejó de llover. Ya me estaba hartando de tanta lluvia. Los tres juntos. Eso es lo que quería papá. Costó convencerlo a Alan. Menos mal que con Santi pudimos con los años llevarnos bien. Pero Alan es imposible. Caprichoso e insoportable. Siempre presumiendo. El día que me vió con Gabriel me dijo sin importarle que él lo pudiera escuchar “¿con ese gordo estás? Que bajo caíste hermanito.” Mercedes no lo soporta. Mercedes. Qué es lo que pasó. No pudimos hablar bien todavía con Santiago, tranquilos. Se pelearon, pero no sé bien porqué. Lo único que me dijo, es que sea muy probable que se vaya a vivir a lo del viejo, y solo, siempre y cuando los tres estuviéramos de acuerdo. Por mí no hay problema, no vendería la casa por nada del mundo. Es lo único que nos queda del viejo. Dios, entrar y ver sus cosas. Que difícil va a ser decidir qué vamos a hacer con la ropa y algunos muebles. Bueno por ahí los muebles los quiera Santigo. A él que le gusta el arte y todo eso siempre le pareció un sueño la casa así como está. No me extrañaría que Alan lo primero que piense sea en venderla. O peor. Que ni le interese. Al menos al intentar venderla demostraría algo de interés.
Gabriel. Menos mal que estuvo acá. No me gustó mucho tener que llevarlo a Aeroparque. Pero bueno, tenía que volverse. Ya le estaban haciendo muchas preguntas. De su estudio y de Esteban. Yo no sé porqué todavía sigue con ese.
El viejo quería que lo dejara, que no le gustaba ni medio. Todos los políticos son iguales me decía.
Qué hubiera opinado del taxista, de Gustavo. Cuando se fue Gabriel le mandé un mensaje. Todavía no me respondió.
¿Dónde mierda estaciono?


"JUMP" de Madonna acompana el capitulo "Hermanos"

miércoles, 18 de mayo de 2011

The Smiths - "How Soon Is Now?"

Tan rápido.

Familia. Esa palabra me sonaba una y otra vez. La última vez que había hablado con él, me había dicho que dejara a Gabriel. Era Gabriel ahora el que manejaba por la Panamericana de regreso del cementerio. El que me contuvo a mí y a todos.

Esas horas posteriores fueron surrealistas. Laura y Emilia lloraban juntas. Una imagen impensada jamás. Enemigas desde el momento en que se cruzaron en la cocina de mi mamá, ahora lloraban por el hombre del que alguna estuvieron enamoradas y llenas de felicidad.

Con Santiago también llorábamos. De chicos pasamos muchos fines de semana juntos. Estábamos acostumbrados al llanto del otro. Gabriel y Leo miraban desde afuera. Alan era el más frío. Apenas lagrimeaba y trataba de disimular el dolor. O eso creía yo. Siempre fue el más rebelde de los tres y el que más hacía enojar al viejo. Si papá decía blanco, Alan decía negro. De gusto. Solo cuando Leo se acercó a abrazarlo, se soltó en sollozos, como un nene, entre sus brazos.

Santiago era el que más solo estaba. Recién cuando empezamos a hacer todos los trámites en la Clínica me contó que habían discutido con Mercedes un rato antes de salir. Eso sí, no me dijo nada sobre el porqué de la pelea. Y tampoco quise saber. Ya habría tiempo de hablar más tranquilos. En el Cementerio sí, estaban juntos. Pero en ningún momento se tomaron de las manos o se abrazaron. Es más, parecía incómoda, como si ése fuera el último lugar en que hubiera querido estar.

Leo no se separó del lado de Alan un segundo. Siempre orgulloso y pedante, ahora se lo veía frágil. Pero nunca con la cabeza baja.

Emilia y Carlos cuidaban las formas. Amigos desde siempre con papá, Carlos siempre sintió que lo había traicionado, pero se había enamorado de María Emilia. Y en pleno divorcio no lo ocultó más, y fue el refugio que encontró ella, aunque muchos dejaron de hablarles a los dos por mucho tiempo. Aún hoy, el pésame hacia con ellos fue más un compromiso que algo sentido de parte de los que fueron.

La gran ausente fue mi madre. Ya pasaron dos días y no sabe nada de nada. Y no sé todavía cuando voy a ir a verla. Tal vez mañana. Sí le avisé a su psiquiatra, para ponerlo al tanto para que cuando vaya me acompañe y manejar la situación que puede ir para cualquier lado.

Ahora de regreso a mi casa tengo un nudo en el estómago. Me sorprendió que Gabriel dejara todo de lado para acompañarme. Apagó su teléfono y derivó todo a su secretaria. Hasta nuevo aviso no me iba a dejar solo. Siempre había sido poco demostrativo en cuanto a afecto se trata. Los dos a decir verdad. Pero era nuestra forma de llevarnos. Nunca un “te quiero”. No era necesario. Los hechos de uno hacia el otro eran mucho más contundentes que las palabras.

Las gotas golpeaban el parabrisas. Desde aquella noche no había dejado de llover, más fuerte o débil, pero nunca paró. En el ir y venir del limpiaparabrisas, de repente, me acordé de Gustavo. De sus ojos verdes. Por Dios, esos ojos. Y esa última mirada antes de bajarme del taxi en la puerta de la Clínica. Llena de bronca. Por verme tomar el taxi en la misma esquina donde me había dejado y encima acompañado. Y no pude evitar excitarme. Sí, en el momento menos oportuno, lo reconozco, pero no puedo evitarlo. Y trato de hacer memoria ahora de dónde dejé la tarjeta que me dio.

"How soon is now?" de The Smiths, acompaña este capítulo.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Avril Lavigne - " I'm With You "( sub esp)

Así (parte dos)

¿Mamá?
¿Y ése quién es?
¡Papá!
¡Gooooooooollllllll!
Abuelo Ignacio... Al última vez que te ví fue... ¿ahora? Abuelo, qué...
¿Horacito? María Laura porqué...
El diploma, qué día. Mamá, los Abuelos, mis Tíos...
Sí quiero... pero esto es cuando me casé con Maria Emilia… en Paraguay… Santiaguito, bebé… no. Eso fue el día que dijo “Papá” por primera vez.
No Emilia, no, qué hiciste...
¿Carlos, mi ex abogado? Eso pasó el día del divorcio con María Laura.
Y ese el del divorcio con María Emilia... Santi, no papá, siempre va a estar...
Eugenia. Qué hermosa. Esa noche en Pinar cuando...
Abuela… No abuela Angélica… No no tevayas… otra vez, no…
Eugenia, con panza. Alan. Alancito... Sí, dale pateá, pateá... no bien hijo, bien, así se hace...
Carlos... Eugenia... Fueron Capaces... Fui un estúpido. Cómo no me di cuenta antes.
No, otro divorcio. No mas papeles.
No frena, carajo no frena...

...
...
...

¿Dónde estoy? Y este pasillo es...
María Laura qué hacés acá, porqué estás así, qué mirás...
A... ¿Mí?
No Laura, ése no soy Yo. Estoy acá no me ves, al lado tuyo...
No me escuchás... Laura. Laura.
Santi, Santi, menos mal que estás acá, decíle a tu madre que estoy acá.
¡Pero que carajos pasa que nadie mes escucha!
Decíle, Santi. ¡Alguien por favor que me escuche!
Eugenia, qué hacés acá... Cómo que te avisó Alan. Alan dónde está…
Alan, hijo. Me podés decir qué pasa, qué le dijiste a tu madre. Y Éste, quién es.
Y esas caras, no, no lloren no qué hacen...
Alguien me puede decir qué pasa acá. Hola. Hola hey. Hola.
Horacito. Viniste con Éste tipo. Te dije que no lo veas más. Que la cortes. Horacio. ¡Horacio, soy tu Padre carajo!
Doctor Mendieta, menos mal que está usted, digame qué pasa.
Oiga. Oiga. Qué coma. Yo no estoy en coma. Estoy acá. Ése no soy yo. Yo estoy...
Mamá... Mamá... Pero vos, vos estás... No, no, no, no. ¡Nooo! Yo no estoy... ¿Qué vaya con vos? Ma... Ellos... Yo... Mamá...

4.35 AM. Este día no sería uno mas para ninguno de nosotros. Laura y Eugenia que nunca se soportaron, parecen haber dejado de lado todos los rencores. Al menos por ahora.
Con Gabriel fuimos los últimos en llegar. Gustavo nos trajo volando. Se lo veía enojado. Igual, ahora es lo que menos me importa. Ya fue.
Alan estaba con Leo. Qué grande que está este pibe. Qué hace Alan con Leo. Desde la secundaria no los veía juntos. ¿Volvieron? ¿Alan de novio?
Santiago, solo. ¿Dónde está Mercedes?
Qué raro está todo hoy.
El Doctor Mendieta nos acaba de decir que el estado de Papá es grave. Muy grave. Que lograron estabilizarlo y lo dejaron en coma farmacológico. Traumatismo de cráneo. Perdió mucha sangre y las heridas internas son severas. Al menos no tuvieron que darle respiración artificial. El pronóstico que nos puede dar ahora no es de lo mejor. En unas horas lo pueden sacar del coma y así poder despertarlo y hablar con él o al menos hacer el intento, que no nos garantizan nada y que puede llegar a sufrir mucho, por los dolores, aunque tuviera una mínima dosis de morfina. Estaba en nosotros decidir qué hacer. O esperar unos días y hacerlo.
Nos dejó solos. Nos miramos entre todos tratando de entender. Tratando de ubicarnos. Hace mucho que no estamos juntos con mis hermanos. Hace más de un año que si hablamos unas pocas veces o nos vimos una que otra, es mucho. Ni hablar de Laura o Emilia. ¿Cómo lo tomará mi vieja? ¿Cómo se lo voy a decir? ¿Sabrá de lo que le hable? No sé que voy a hacer. Tal vez vaya mañana. Ahora de acá no me muevo.
Gabriel y Leo, tratan de acompañar como pueden y nos dejaron solos para que pudiéramos hablar. Iban a conseguir unos cafés.
Papá logró reunirnos a casi todos. Algo que nunca lo hubiera imaginado. Pero de qué manera.

Cerca de las ocho comenzaron a sacarlo del coma. Una hora tardaría en reaccionar, si es que eso pudiera pasar. Podía ocurrir que no sobreviviese y un paro cardíaco llegaría en pocos minutos después de despertar, y que los dolores serían insoportables. Aún así, queríamos que sepa que estábamos ahí unos minutos, ver si podía hablar, o al menos que nos escuche. Y volver a ponerlo en coma.

Y así es. Acá estamos todos Papá. No, no hables. No hables. Queremos que sepas que estamos acá.
Así de a uno todos le hablamos, pareció por un momento darse cuenta que todo estaba mal, que Él estaba mal. Sin embargo se lo veía sereno. Nunca lo ví así. La última en hablar fue Eugenia. Papá la miró y después a mí. Como preguntando por mi vieja. Le dije que mi vieja le mandaba un abrazo (mentí) y que no la dejaban salir. Sonrió. O me pareció que sonrió. Nos miró a todos.

...
...
...

Mamá ellos… ellos... ¿Dónde están? No ése no soy yo. Les digo que no...
¡Mierda! Sí soy Yo.
Ay Dios qué dolor...
Mamá, Mamá, me duele, Mamá dónde estás, Mamá...

...
...
...

Horacito, hijo, sí ya veo que están todos, pero yo estoy bien. Ví a mis Abuelos. A tus Abuelos también. Y te ví con Gabriel, qúe te dije Horacito…
Alan, Alan, porqué estás así, esa cara... Saliste anoche ¿no?
Laura, desde qué hora estoy acá. Vos desde qué hora estoy acá. Lo último que me acuerdo es que no andaban los frenos. Sí, siempre me decías lo mismo, que un día me iba a dar contra un árbol. No se contra qué me di, pero me di feo.
Eugenia, mi amor. Porqué lloras, no llores, mirá que las arrugas te van a hacer mas linda y voy a volver a intentar estar con vos otra vez. Porque yo estoy bien.
Horacito, Laura, tu mamá… Claro me imagino. No, no es cierto Horacito, no hay problema, Ellla está só por mí. Está bien así. No te preocupes. No se preocupen. Dios como me duele todo, quiero hablar, decirles algo... Decirles que estoy bien...

-(Con voz entrecortada y con mucho esfuerzo con pausas para tomar aire entre palabras) Estoy...
Bien...
Voy a estar...
Bien...
Todos...
Acá...
Mamá...
Mirá Mamá...
Acá están todos...
Tus nietos Mamá...
Chicos, no se separen...
No se separen...
No hagan lo que...
Yo hice...
Con ustedes...
No les di una familia… (tose y le falta aire)
(con voz aguarrentosa) Ustedes son Familia. Fa-mi-lia...
Mamá mirá...
Mi familia (tose y la respiración se le acelera)
Fa-mi-lia…
(un suspiro, el último)

_____________________________________________________________________________________

"I'm with You" de Avril Lavigne acompaña este capítulo.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Asi - Sandro

Así. (parte uno)

Éramos muy chicos cuando nos conocimos con Eugenio. En el colegio siempre nos veíamos pero a mí me resultaba indiferente. Sabía que era un picaflor. Y yo no iba a ser una más. No señor. Tal vez esa actitud mía fue lo que mas lo provocó. En un asalto se me acercó, y con un lento de Sandro bajé la guardia. Fui la más envidiada desde entonces. Todo ese último año del secundario no nos despegamos un segundo. Su vida de mujeriego parecía haber terminado. Y lo que empezó como un amor adolescente se complicó después del viaje de egresados. No paraba de sentirme mal y todo lo que comía lo vomitaba. Sí, quedé embarazada de Horacio en ese viaje. No hubo que discutirlo mucho y Eugenio se portó como todo un hombre y se hizo cargo. Mi papá le dio una trompada cuando se lo dijimos juntos, una tarde después de que nos confirmaran en el Hospital el resultado de los análisis. Eugenio ni se mosqueó y levantó la frente ante la agresión de mi papá. Esa actitud lo salvó de una golpiza que estaba dispuesto a recibir. javascript:void(0)Me amaba y no iba a dejarme así como así. Al menos en esos momentos me amaba. Terminamos el colegio y en pleno enero nos casamos. Entre los padres de los dos nos regalaron un departamento y Eugenio empezó a trabajar con su papá en el Banco y se las arregló para poder cursar la Carrera de Letras, mientras yo debutaba de ama de casa y mujer. Con sólo 17 años los dos, habíamos crecido de golpe.
Nació Horacio y todo parecía perfecto. De a poco aprendimos qué era ser padres. Pero esa felicidad duraría pocos años. El día que entré en la casa una hora antes de lo habitual (había conseguido un trabajo de secretaria en una Inmobiliaria del barrio por una horas, las que Horacio estaba en jardín) y escucho unos ruidos en la cocina no imaginaba que el mundo se me vendría abajo. Ahí estaban Él y una chica en la mesada de mi cocina en pleno acto sexual. Quedé muda y un vacío se me hizo en el estómago y la cabeza. Me desmayé. Desperté en el living y una andanada de insultos empezó a salir de mi boca. Lloraba y lo insultaba por partes iguales. La chica que resultó ser alumna en la misma Facultad, pero dónde él ya era entonces ayudante de Cátedra, se había ido. Fue el final. No hubo forma de perdonarlo. Lo intentó todo, pero todo el amor que sentí por él se había ido. O no era el mismo. O no sé. Hasta el día de hoy no sé que me pasa con Eugenio. Seguimos manteniendo un buen trato a pesar de todo, y mas que nada por Horacio, que pasó a ser la luz de mis ojos.
Ahora en esta Sala de Espera de Terapia Intensiva y viéndolo ahí, en la cama, inconsciente y lleno de tubos por todos lados me parece mentira que fuera esa tromba que se llevara todo por delante. Hace una hora me llamaron y me aviasaron del accidente. Un reventón de una de las gomas del auto y bajo un aguacero,lo llevó directo al paredón de Libertador, cerca de Retiro. Lo llevaban en la ambulancia hacia al quirófano que ya estaban preparando para hacer todo lo posible para mantenerlo con vida. Acá parada ahora tengo que avisarle a Horacio y a todos lo que está pasando. Y como aquella vez no paro de llorar y de insultarlo por dentro.


-(A los gritos)¿Cómo fuiste capaz de hacerme esto? sos un hijo de puta. ¡Puto como tus hermanos!. Maldito, maldito, maldito. (llora)
-(Nervioso) Pará, pará no te pongas así. No es lo que pensás...
-(Irónica) Cuándo quieras cogemos... ¿Qué otra cosa puedo pensar?. ¡Y con un tipo!.
-...
-Sos una basura. Andáte ya. Puto de mierda, andáte ya…
-Pará no es así, no me hagas esto... Mary...
-No me vuelvas a decir Mary. Hijo de puta, laváte la boca antes de nombrarme…
-(Santiago trata de acercarse y tomarle la mano) No me toques, asqueroso. Pervetido. Puto, puto, puto. Igual que tus hermanos... qué boluda fui... (llora, ahora desconsolada)
-(Suena el teléfono, en manos de María Mercedes) Tomá, debe ser el puto ese que te cogés... o que te coge... (le dá el teléfono con cara de asco)
-(Santiago mira quién llama) Laura... Sí... Tranquilazate ¿qué pasó?... ¿Qué?... ¿Cuándo?... ¿Dónde lo llevaron?... Si ya salgo para allá. Tranquila. Ya voy. (corta y busca las laves del auto sin otra cosa en mente que lo que acaba de decirle María Laura)
-(María Mercedes, sin entender) Laura. Sos un caradura. Era Él no. El puto ese con el que te vés, no...
-(Sin poder encontrar las llaves) Calláte. Calláte por favor. Ahora no...
-Dá la cara hijo de puta, decime era él no...
-(Con la llave en la mano y gritando) Mi viejo se acaba de hacer mierda con el coche y está en Terapia Intensiva. Ahora no me jodas. Basta. Después hablamos... (Santiago sale dando un portazo)


(¿Qué carajos hace Leo acá? Y estos idiotas que no paran de seguirme hoy. No dejan de hincharme las pelotas. No, no puede ser Leo. No podés aparecer ahora. Encima al lado del chongo ése. Y ahora quién carajos me llama... ¿Santiago? ¿Qué quiere éste?)
Hola…
Pará que no te escucho nada… (Menos mal, me saco a éstos de encima por un rato)
Esperá...
Hola sí, ahora sí, decime...
¿Qué?...
¿Cómo un accidente?...
¿Cómo fue?...
¿Y dónde está ahora?...
Sí, sé donde queda...
Dale nos vemos ahí, voy para allá, ya justo me iba...
Sí, si, si... Dale. Chau, chau...
(La puta madre que los re mil parió. ¡Justo ahora me tiene que pasar esto!. Viejo de mierda...)
Le... Leo... Co... cómo estás... (¡Dios no puede estar acá y estar mas lindo que nunca!)
Bien, bien...
¿Sí? No, no te había visto...
Ya, ya me iba...
Me acaba de llamar uno de mis hermanos...
No nada, mi viejo que tuvo un accidente y voy hasta la Clínica ahora y de paso avisarle a mi vieja...
No, no es necesario, gracias...
No, en serio...
Bueno dale...
Si querés...
Dale, aguantá que les aviso a unos amigos que me voy...
Gracias por llevarme...


Medio empapado y con el teléfono en la mano que cerré con disimulo, puse mi mejor cara de sorpresa y una sonrisa ante la aparición, así sin avisar de Gabriel. Está hermoso como siempre, descalzo y con la camisa entreabierta y la copa de tinto que me dió a tomar. El beso que nos dimos disparó todos mis ratones y por un buen rato me olvidé del taxista. Estaba empezando a preparar la cena. Un lomo con hierbas y papines que prometía. Había puesto a Norah Jones (el muy turro sabe cómo ponerme en clima) y todo hacía suponer una noche larga y llena de sexo. Mientras se cocinaba el lomo, disfrutábamos del franeleo. En eso me propone ducharnos juntos. Acepto, y mientras va al baño a preparar todo aprovecho para mandarle un mensaje al taxista, avisándole que un compromiso de último momento me impedía verlo ahora. Que mañana lo llamaba para arreglar algo en estos días.
Afuera, se había vuelto a largar con todo. Perfecta la noche, pensé. Cenamos en pelotas en la mesada del living y al vino le siguió una botella de champán. Hacía más de dos semanas que no nos veíamos y no podíamos parar de tocarnos y besarnos. Medio mareados, llevamos la botella al dormitorio. Sí, noche perfecta. Poseer a Gabriel es una de las cosas que me vuelven loco. Y que cada tanto los roles se inviertan, me pone a mil. Acabamos y en algún momento nos quedamos dormidos, abrazados.
Medio entre sueños escucho mi celular sonar y sonar. El velador había quedado prendido y como pude, entre el mareo y el sueño, busqué el teléfono. Mi vieja. ¿Mi vieja? Atendí y en un segundo el mareo y el sueño desaparecieron. Un frio por la espalda. Desperté a Gabriel para decirle que tenía que irme. Cuando le dije que mi viejo estaba internado y grave, se levantó también y me dijo que me acompañaba. Nos dimos una ducha a las apuradas y en menos de quince minutos estábamos en la esquina de casa buscando un taxi. Por suerte ya había dejado de llover y enseguida conseguimos uno. Pueyrredón y Santa Fé por favor, le dijo Gabriel que subió último. Yo estaba en shock. Y Gabriel me tomó la mano y me acompañó en silencio. En eso levanto la vista. Y otra vez eso ojos verdes que me habían fulminado horas antes me miraban, ahora con un dejo de bronca.

(Continuara...)